danzanelfuoco

La casa está a pocos metros de el mar. 

Al principio era amarilla. No es que fuese importante pero después de escaparse de Cruz del Sur, Macarena no quería más ver a ese color en toda su vida. 

Tres millones de euro podían comprar una lata de pintura blanca y Fabio la había traído antes de la nevera - si total la nevera en esa isla solo podia servirles para enfriar cervezas. 

Así Macarena esta bien por primera vez en su vida desde que era una niña, a pesar de las muertes de su madre y de su padre, de la mano jodida de Roman y dé la orden de busca y captura en contra suya y de Fabio. Macarena está en paz - la ultima descarga de adrenalina la había tenido huyendo desde la cárcel, hace unos años y ahora todos los dia sono iguales, uno después de el otro. 

Macarena despierta a primera ora en la mañana y prepara el desayuno. Fabio la sigue en la cocina después de haberse lavado los dientes. Parece una puta película de amor, una de las que le gustaba mirar antes de ser presa por un crimen que no había cometido. 

“He oido que los del chiringuito en la playa van a tener una fogata a noche. ¿Quieres ir?” 

Macarena no sabe porque pero eso la pone incomoda. ¿Una fogata? Maca imagina el fuego ardiendo y el olor a pollo de carne que quema, como si fuese un cadaver…

Fabio la besa antes que Macarena pueda decir que no, que no quiere ir aun que no sepa porque. Fabio la besa y hacen el amor sobre la mesa, como todas las mañanas, mundano y lento y suave y dulce. 

Tan dulce - dulce como melaza, tan viscoso que Maca no logra abrir la boca, que le pudre los dientes, que se siente una mosca, los brazos tan pesado que no puede levantarlos. Tan dulce que Maca no participa, se deja llevar como en la corriente. 

Fabio la besa, la invade, la come, y Maca no puede hacer nada… 

* * * 

Maca abre los ojos con un sobresalto. 

“¿Que te pasa, rubia?” Zulema se da vuelta en la cama que comparten desde años y la mira. 

“Nada. He tenido una pesadilla.” 

“Estabas llamando a Fabio en el sueño.”

Macarena sonríe. “¿No te estarás poniendo celosa?” 

Zulema resopla, levando los ojos al cielo y se deja caer en la cama. “Ay, rubia, qué pesada eres.”

Maca suprime la sonrisa de quien obtuvo la reacción que se esperaba. Como si después de dieciséis años conociéndose - compañeras de celda, de fugas, de planes mas o menos ilegales, de robos, intentando matarse a cada ocasión, salvándose la vida a cada caída - Maca no supieras que botones presionar. 

“No ententes cambiar de tema.” Lo mismo valía para Zulema. 

“Solo estaba soñando con un diferente tipo de prisión.”

* * * 

La casa está a pocos metros de el mar. 

Es amarilla. 

Quince millones de euros entre joyas de Cartier y plata china hubieran podido comprar una lata de pintura blanca, pero el amarillo de Cruz del Norte se lo va a llevar en el corazón para siempre. 

Nevera no tienen, porque Zulema no toma alcool y ¿quién carajo necesita esos putos huevos? Demasiadas gallinas en Cruz del Norte para alcanzarles una vida. 

Nadie cocina el desayuno porque ninguna de las dos es una puta ama de casa. 

A veces follan sobre la mesa, a veces en la cama si Zulema no ha encontrado alguien mas con quien echar un polvo - a veces si encuentra alguien particular lo trae en casa para que cogas las dos. En todo casos esta no es una historia de amor. 

Esto es mucho más. 

Macarena ve la fogata en la playa. Las hacen todos los viernes. 

La primera vez que la vio, se puso a llorar.

Y empezó así, con Zulema serrando los labios ja sutiles en una expression contrariada. “Joder, rubia, ¿en serio?” parecían preguntarle sus ojos y Macarena ya estaba lista para pelearse, porque lo que estaban ardiendo en esa puta playa no eran troncos de madera. El cadaver de Sole estaba quemando de vuelta y cómo la primera vez no había nada que Maca pudiese hacer para cambiar las cosas.

Pero también una hija de puta como Zulema podia entender el luto. Y si no sentía pena por Sole, al menos lo hacia por Saray - lagrimas y sus manos temblando después de haber empujado la almohada, Zulema eso lo vio. Dar a Saray un pincho para matar a ese hijo de puta de Sandoval no era mucho, pero era la unica cosa que podia hacer. 

Así como no es mucho comprar una lata de pintura pero Zulema la compra igualmente y Maca pinta un sol azul sobre la puerta principal y las ventanas. 

El viernes siguiente la pintura es naranja, violeta, verde, roja y Maca pinta flores, estrellas, corazones y personas y al fin la casa es tan colorada que parece un puto quadro de pop art. 

El amarillo queda, de fondo, y la casa es mucho más que una prision.