Hijo de la Luna
Mar. 29th, 2019 12:42 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
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Prompt: La Luna
Challenge: COW-T #9, missione 11
Había algo de extremamente doloroso en quedarse en el cielo, noche tras noche, mirando hombres y mujeres pasar por esa tierra sin entender nada de la vida, sin entender qué precioso era lo que tenían entre las manos.
Ella lo sabia, ella, mujer de vientre vacío, nunca hubiera tratado a su sangre como algunos seres humanos trataban a sus hijos.
Y qué, si cada tanto podía tener su venganza y podía ser mezquina? Ella no era humana, no era una divinidad buena y justa. Ella simplemente era la Luna, blanca y alta en el cielo y si una mujer era tan imbécil como para conjurarla - a ella, la Luna, como si ella fuera una cualquiera hada madrina de los cuentos - bueno, esa mujer hubiera tenido que pensarlo mejor.
Habían cuentos sobre ella, mujeres que sabían cómo el universo siempre tenia su maneras de restablecer el orden que se decían de madre en hija de tener cuidado en pedir cosas a la Luna. Pero en cada generación siempre había esa chica que pensaba “no, a mi no, yo soy mas lista, mas inteligente, a mí la Luna no me va a engañar”.
Siempre.
Pasaban años, décadas, a veces siglos, pero su paciencia siempre venia recompensada.
Y ahora allí estaba, una gitana, llorando, ruegaándo para su intercession, conjurando la Luna con palabras mas viejas que el mismo mundo.
“Para que quieres mi ajuda?” Le preguntó la Luna, escondiendo una sonrisa detrás una fachada de indiferencia.
“Hay un hombre…”
“Siempre hay un hombre.”
“Me ha dejado.”
“Y quieres que vuelva.”
“Si.”
“Sabes que todo tiene un precio.”
“Que quieres? Qué puedo darte para que me lo devuelvas?”
“Estas seguras que tenerlo de vuelta valga la pena?”
“Si” asintió la gitana sin necesitar ni un minuto para pensarlo.
“Bueno, yo quiero el primer hijo que le bajas a engendrar.”
“Pero -”
“Queres pensarlo mejor? Me puedo ir, si te has arrepentido de haberme conjurado.”
“No!” La parò la mujer. “No. Esta bien.”
“Tiene que ser un hombre maravilloso para que merezca este sacrificio.”
La gitana la mirò con ojos nublados de amor y luxuria. “Si, si lo merece.”
No, no lo merecía, no podia ser un hombre tan maravilloso si la había dejada. Pero la Luna no era alguien a quien les importara.
“Bueno, tendrás a tu hombre” desde el cielo habló la Luna llena, yéndose. “Vendré a recoger mi precio cuando estes embarazada.”
Quien su hijo inmola para no estar sola, poco le iba a querer.
* * *
La Luna sonrió con la sonrisa de quién sabe perfectamente de poder ganar sin problemas y que resistir no las llevaría a ningún sitio.
“Ese hijo es mio!” Lloraba la gitana.
“Me lo has prometido y ahora me lo vas a entregar.”
“No.”
“Y que dirà tu esposo cuando vea de que color es su hijo? Le vas a contar que fue toda una mentira? Que el unico motivo para que el te quiere es porqué yo lo obligué?”
“No, él sabe que este hijo es suyo, me va a creer, le diré que el niño esta enfermo. Hay enfermedades que le permitirían de ser tan blanco como nosotros padres no somos.”
“Unos de los padres es tan blanco. Yo.”
“Nunca te entregare mi hijo” la mujer se apretó el chico al pecho, negándose soltarlo y ponerlo entre los brazos tendido de la Luna.
“Como quieres,” se retira ella. “Vamos para la malas entonces. Sabes que esto no se termina así, por supuesto.”
Pero la mujer no quería escucharla.
“No, a mi no, yo soy mas lista, mas inteligente, a mí la Luna no me va a engañar”.
* * *
“De veras crees que es niño sea tuyo?” La Luna se río de él, malevola. “Es chico es blanco como su padre, tiene ojos grises. Que a caso te ves con ojos grises, tu? Quieres que te traiga un espejo?” La Luna le acarició el brazo, para insinuarle la oposición entre su mano blanca y la piel canela del hombre.
“Eres un hombre de mundo, cariño. Los dos sabemos que otro hombre tendría que hacerse cargo de ese chico. Dejaras que esa mujeres te siga engañando? Los dos se ríen de ti. Dejaras que puedan hacerlo?”
El hombre se dio vuelta en la cama y siguió durmiendo, las palabras de la Luna bien plantadas en su mente.
Desdeñosamente, la Luna se fue. Ese hombre no era nada más y nada menos que como todos los demás. Para que esa mujer hubiese querido que regresara era un misterio para ella.
Lo vio simplemente una vez más, en el mismo lugar donde la gitana la había conjurada la primera vez. Le dejó el niño, abandonándolo en el medio del bosque, para que se lo comieran los lobos.
Y allí la Luna estaba, lista para recoger el chico, su chico. No era que los lobos se le hubieran comido en realidad. Ellos sabían que ese chico le pertenecía y eran animales fieles, más fieles que los seres humanos.
La Luna no había podido evitar de notar que sus manos estaban manchada de sangre.